Los poemas latinos no se guiaban por las rimas al final de los versos, como nosotros, sino en la longitud de las vocales, lo que permitía crear ciertos ritmos y melodías con las que las obras líricas cobraban vida. Te presento un bello poema de Horacio, célebre poeta latino del s. I A.C.
A continuación, la traducción del poema, en pronunciación clásica.
Más rectamente vivirás, Licinio,
mientras no cauto temas las tormentas,
ni costees el abrupto litoral.
Todo el que ame una áurea mediocridad
mientras no cauto temas las tormentas,
ni costees el abrupto litoral.
Todo el que ame una áurea mediocridad
carece, libre de temor, de la miseria
de un techo vulgar; carece también,
sobrio, de un palacio envidiable.
Con más violencia azota el viento
los pinos de mayor tamaño,
y las torres más altas caen
con mayor caída, y los rayos
hieren las cumbres de los montes.
Espera en la adversidad y en la
felicidad otra suerte teme,
ten el pecho bien dispuesto.
Es Júpiter quien trae
los helados inviernos,
y es él quien los aleja.
No porque hoy vayan mal las cosas
sucederá así siempre:
Apolo a veces hace despertar
con su cítara a la callada Musa;
no está siempre tensando el arco.
Muéstrate fuerte y animoso
en los aprietos y estrecheces;
y, de igual modo, cuando un viento
demasiado propicio hinche tus velas,
recógelas prudentemente.
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